Cuando nos miramos, no entendemos por qué esta masa grasosa se queda bajo nuestra barbilla y arruina nuestro perfil. Peor aún, la papada nos envejece, nos incómoda y es una fuente de sufrimiento. Pero la industria no tiene complejos cuando se trata de venderte falsas soluciones que solo atacan la envoltura del problema.

Es por esto que el doble mentón se ha convertido en un campo de acción muy apreciado por los cirujanos estéticos. Se han desarrollado multitud de técnicas con resultados bastante dudosos, porque se han evaluado subjetivamente.

De hecho, hacemos frente a un desarrollo anormal de los adipocitos que le da a la piel una consistencia flácida. Un poco como la celulitis, nuestra papada puede tener también un aspecto de "piel de naranja" y no desaparecer.

◨ La infiltración de líquidos que causan la explosión de células grasas es una solución tóxica. El sistema linfático está sobrecargado y este tipo de tratamiento cansa nuestros riñones.

◨ La liposuccion no resuelve nada y es peligrosa. No restauran la elasticidad de la piel, sino que estresan la dermis.

◨ Y, finalmente, más del 30% de los pacientes que recibieron un tratamiento con placebo contra un tratamiento químico, creen que su perfil ha mejorado.

¿Sería el precio y la complejidad del tratamiento en bata blanca lo que les consuela?

En resumen, veras que todas estas técnicas están justificadas por presupuestos humillantes y siempre terminan recomendando luego masajes de cuello.

Cual sea la causa de tu papada (genética, envejecimiento o sobrepeso), primero debes arrancar tu proceso natural de autorregulación. Es decir, empezar a mejorar la circulación linfática.

Comencemos por deshacernos de los bloqueos energéticos que hacen que nuestro sistema linfático y nuestros órganos vitales no funcionen correctamente.